EL
HADA Y EL OSO
En una tarde de primavera, acariciada
por el viento norte, una pequeña hada emprende su viaje para conocer a un oso.
Con sus alitas revolotea sobre
las flores, los árboles, sigue el sendero de los ríos y avanza feliz mientras
recorre el camino que la separa de la casa de los osos.
Tras un largo viaje, se frena de
golpe llena de alegría, al ver frente de ella a un inmenso, poderoso, fuerte y
gigantesco oso
-
Hola señor oso – saluda feliz el hada, que voló tan rápido que casi choco con
la cabeza del oso
Pero el oso no contesta y se
molesta con la presencia del hada.
-
Hola señor oso – le vuelve a saludar feliz el hada.
El oso muy molesto, le pregunta sin
siquiera mirarla.
-
¿Que quieres?.
-
Quiero conocer a un oso – le contesta el hada.
-
Bien, ya conociste un oso, ahora te puedes ir – le respondió el oso, mientras
empezó a caminar dándole la espalda al hada.
-
Un momento señor oso, eso no es cierto – inocente le contesta el hada.
Con gran enojo el oso se da media
vuelta, se levanta en sus dos pies y tras un rugido le dice - me dices mentiroso a mí, al poderoso oso.
Tranquilamente la pequeña hada
que revolotea alrededor del oso le contesta. – no le digo mentiroso, solo digo
que no conozco un oso, hasta el momento solo he visto a un oso, que luego se fue
furioso.
El oso la miro fijamente y le dijo
- No solo viste a un oso que se va furioso – y tras una pausa continuo y en un
tono mas calmado le señalo - También hemos hablado, eso es suficiente –
sentencio el oso quien lentamente se puso en sus cuatro patas y camino para
continuar el recorrido por su territorio.
El hada siguió volando alrededor
del oso, mirando y esperando.
¿Que quieres ahora? - Pregunto el oso luego de
algunos instantes.
-
Es cierto que vi a un oso, también que hable con un oso, pero no se nada de ti,
así que no puedo decir que he conocido a un oso.
El oso miro con emoción los
inmensos ojos de la diminuta hada que revoloteaba alrededor suyo, luego de
algunos instantes, se sentó en el pasto y le contó todo sobre su vida, sus
hijos los oseznos y su esposa, como pescaba en el rió y el mejor lugar para
encontrar miel en su lado del bosque y como durante el invierno dormía abrigado
en su cueva.
Después de varias horas el hada
muy feliz le agradeció al oso, el poder haberlo conocido, empezando a
despedirse, cuando estuvo lista para irse, el oso la detuvo y le dijo.
Un momento, yo solo
puedo decir que vi a un hada, le conté sobre mi y mi familia, pero no conozco
un hada, le dijo triste el oso.
El hada que revoloteaba contenta,
suavemente descendió, se sentó sobre una flor y comenzó su historia.
Antes de terminar el día, se
despidieron con la seguridad de que el hada conocía a un oso y el oso conocía a
un hada y que ahora son amigos.
CUENTO DE LA COLECCIÓN "LAS ALICUENTOS DE LA PRINCESA GOSHI, AUTOR FELIPE OLAECHEA.