Hoy les presento la primera parte de un recorrido por la localidad de Codpa, pueblo perteneciente a la comuna de camarones, ubicado a 113.9 kilómetros de Arica, y a 1.852 m.s.n.m. en la comuna de Camarones, lugar en donde ya había mostrado las imágenes del bello museo que es parte de la Quinta Santa Elena cuando prometí, mostrar un poco del bello entorno del valle en que esta emplazado.
Por lo anterior, cumplo con presentar estas imágenes, pero he decidido, dividir la visita a Codpa en dos capítulos, por la cantidad de fotografías captadas que merecen ser mostradas, así que les invito a disfrutar de ellas partiendo por la Iglesia construida en el siglo XVII y sus tradicionales calles empedradas, del tiempo de la presencia española en la zona.
Un antiguo habitante que recorre sus calles, en la tranquilidad del Valle en el desierto.
El interior de la Iglesia San Martin de Tours de Codpa, construida en 1668, muestra antiguas representaciones religiosas, parte de la tradición traída desde España, mas adelante se puede apreciar, el Pulpito Policromado, lugar desde donde los sacerdotes realizaban las Misas, desde lo alto, observando y guiando a su rebaño, hoy afirmado en una estructura de madera, tras los daños sufridos por el terremoto del 2014.
Calles de Codpa, donde el tiempo y la tradición se detuvo, lugar ideal para remontarse en el tiempo y la historia cuando se visita la región de Arica y Parinacota.
La religiosidad, esta presente en el poblado una de las varias imágenes o espacios de adoración que circundan el pueblo, una de las cruces en lo alto, reforzando la tradición de impedir que el mal entre al pueblo para que se quede fuera de el.
Sus calles y pasajes, dan paso a viviendas construidas con el tradicional adobe y paja brava en el techo, aun se mantienen en pie en Codpa, no todas habitadas, pero aun existiendo en medio del valle, manteniéndose en pie, suspendidos en la porfía de querer resistir eternamente, esperando el regreso de sus moradores quienes cumplan su misión de reparar los techos, afirmar las paredes y darle vida a los hogares
la emoción de cruzar el desierto, y llegar a este preciso valle, es tan sorprendente como los colores de las hojas de los arboles que adornan sus calles.
FOTOS Y TEXTO: FELIPE OLAECHEA