En el sector conocido como Las Maitas, en el Valle de Azapa, están los Geogrifos de LA TROPILLA, que son este conjunto de figuras hechas en el cerro por medio de la técnica de la superposición de piedras, que son las imágenes que comparto con ustedes hoy.
En ellas se pueden observar las figuras de una caravana de llamas que recorren desde la cordillera hasta la costa, adelante de esta caravana, va un Llamo Macho acompañado de una hembra, ya que este se decía tenia la habilidad de ver a los espíritus, y así poder prevenir de peligros del camino.
Frente a estos, se observa la figura de un ser que los recibe, que ha de representar a los antiguos que esperan que cumpla su recorrido.
Detrás de estos animales, se observa la figura humanoide, de quien seria el pastor de esta caravana.
Tras ellos se observan una larga caravana de animales, que van rodeando el carro, se plantea que estos geógrifos, son señales en el camino, para ser vistos desde lejos por los viajeros, presentándose a esta zona como un lugar de descanso ya que permite ser un punto donde llegaran las caravanas para luego dar el ultimo viaje hacia la costa, prueba de eso es que junto en este lugar es el primer punto desde donde se puede ver el mar.
Esta es la vista que se observa si uno da la espalda al Cerro donde están las figuras.
Y este tótem, nos indica donde ingresar en el camino de Las Maitas, para acceder al mirador de La Tropilla.
Desde este mismo punto no solo se puede observar estas figuras, también un poco mas allá están los geogrifos de LOS DANZARINES, tres figuras humanas que representan un baile ceremonial, se dice que una vez que llegaban las caravanas, estas descansaban en los faldeos de La Tropilla y los guías de las caravanas se dirigían a estos danzarines donde realizaban las ofrendas de agradecimiento por el logro del viaje y realizaban las transacciones correspondientes.
En este lugar se ha encontrado un centro ceremonial y varias indicios de la realización de fiestas en este territorio.
Es necesario agregar, que pese a lo interesante del lugar, como mirador, falta mejorar el entorno y la presencia de plantaciones y viviendas impiden poder observar en su plenitud las figuras, pero de que es un espacio que hay que visitar en Arica, de eso no hay duda.
Fotos y Textos : Felipe Olaechea
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